Los seres vivos complejos están compuestos de multitud de grupos celulares que realizan cada cual una función especializada. Cuándo una célula, por causas indeterminadas, muta, convirtiéndose en cancerigena, se produce un hecho relevante. Esta célula es capaz de formar casi un ser vivo diferente dentro del original, sin que éste pueda hacer nada por evitarlo y con la particularidad de que se puede propagar a cualquier parte del cuerpo formando colonias anárquicas que a su vez prosperan hasta que consumen su huésped y éste muere. Ni que decir que las células tumorales luego mueren con él.
Por similitud, la entidad en cuestión es la Tierra, con su red de seres vivos y recursos naturales en equilibrio. hasta que apareció el ser humano - la célula tumoral.
En principio su existencia tuvo poco impacto. Luego, fue dominando la naturaleza de su alrededor y extrayéndole todo lo que pudo de tal modo que prosperó rápidamente y con su inteligencia y capacidad de adaptación, se fue extendiendo por el planeta.
Una vez ocupados todos los posibles hábitats ya sólo podía crecer en número y lo hizo a una velocidad extraordinaria y exponencial en el tiempo, fue la explosión demográfica. Esto le llevó a consumir cada vez más y con más desmesura los recursos naturales de los que disponía.
La enfermedad, una vez extendida, tenía muy difícil cura. Los recursos disminuyeron rápidamente, los deshechos y contaminantes se acumularon por doquier, las otras especies de seres vivos sufrieron la mayor extinción de la historia. Entonces la Tierra agotada definitivamente, murió. Con ella murieron las células cancerígenas. Pasan los eones, pero he aquí que la Tierra no había muerto definitivamente. Sólo dormia hasta recuperarse de su trágica enfermedad. Luego ya sin células tumorales, poco a poco el equilibrio se restableció.
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