Independientemente de la calidad humana y moral de quienes ponen en marcha unos ideales o un programa político, los conceptos teóricos de la derecha y de la izquierda siempre han diferido en algo fundamental. El egoísmo tácito de la derecha y su ansia por conseguir el poder.
Los ideales políticos de la izquierda, que de todos es sabido, son de tipo social e igualitario en la medida que se pueda, chocan abiertamente con el egoísmo de la derecha, que pugna por obtener el mayor beneficio posible para la parte privilegiada de la sociedad, dejando las migajas para la parte menos afortunada y mas desfavorecida. Enmascara ésta premisa el hecho, claro está, de que cuanto mayor sea el banquete mas migajas habrá para todos.
Pero no hay banquete posible si no se accede al poder y si el precio es hundir una sociedad para demostrar que la única posibilidad pasa por su puerta, pues se hunde.
Y eso es lo que viene haciendo durante este período de crisis la derecha mayoritaria en este país. Hay que hundirlo a toda costa, cueste lo que cueste. Así lo están haciendo también en otros lugares como Castilla La Mancha, Andalucía, etc. Lo peor de todo es que su alternativa tiene o ha tenido fiel reflejo en la corrupción y compadreo de comunidades como Madrid, Valencia, Mallorca, Castilla-León, etc. y no obstante grandes sectores de la población piensan en elegir dicha alternativa. Cómo llamarlo, ¿ignorancia o ceguera general?
Lo mas triste de esto es que dentro de esos sectores de población hay una buena parte de los desafortunados y desfavorecidos que están totalmente convencidos que su única oportunidad son las migajas que les van a caer del banquete.
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